Ahora, cuando aún se escuchan aquí y allá el rechinar de sables y todavía tremolan pendones de insatisfacción y descontento, cabe la pena preguntarse: ¿Y cuando la paz?, ¿Cuándo la construiremos?, ¿Cuándo prepararemos a nuestros niños y jóvenes para vivirla?. Y, aparentemente, no hay respuesta...