DESTELLO ENTRE LAS SOMBRAS

Hace ya algunas semanas, el entonces presidente electo hablando del Ecuador decía, más o menos, que nuestro país era una suma de escenarios diversos, que nuestra nación era una policromía de etnias, costumbres, tradiciones y que evidentemente deberíamos entender su atención, crecimiento y desarrollo desde esa perspectiva, desde la diversidad que prima y que nos hace distintos por raíz, por asentamiento, por cultura. Escuchar esto, aparentemente retórico, nos hizo inmediatamente encontrarnos con la esperanza,  con la expectativa de cambio, con la búsqueda de mejores días para la educación y sus políticas, pues ciertamente, si hemos de entender al país como fue descrito y como ciertamente es, no podemos menos que aspirar a que la educación, en esa atención particularizada y personalizada que busca en el siglo XXI, no puede ser entregada como receta única desde el Ministerio de Educación. Si hay sombras profundas en el mundo de lo educativo en el Ecuador, estas son causadas por el deseo implacable del ministerio de dar siempre una única respuesta para todos, imponiendo lo de fondo y lo de forma, pretendiendo uniformar las acciones profesorales y lo que es más, la mente de los estudiantes. Si queremos vivir el siglo XXI, que sin duda es analítico, que es crítico, pero que por sobre todo es creativo, no podemos pretender generar el pensamiento único, la única ideología, el criterio impuesto de manera común que sofoca y apaga  la llama de la creatividad y la verdad. El currículo único, dictado desde las más altas esferas centralistas, el calendario único, el horario único, la agenda impuesta al profesorado desde instancias superiores, en la que poco falta para que se diga a qué hora debe respirar y sonreír, tienen que desaparecer. La educación crece y se vivifica en la libertad; es curioso buscar ejemplos en países exitosos y no ver que en ellos ni siquiera se tiene un currículo oficial. Que esa centella fugaz, que ese destello, sea promesa de cambio y mejores días. Que ese reconocimiento del país concluya lógicamente en el respeto a la diversidad en educación.
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