Aún no se va

La incapacidad de asumir responsabilidades, el no saber o no querer decirles no a los hijos, el no poder mostrarse como autoridad, son características subyacentes del ser padres entre nosotros que la pandemia no logró cambiar. Los padres de hoy seguimos más como testigos que como actores, más como amigos que como formadores, diciendo siempre sí y buscando justificaciones intelectualizadas para los permisos que damos y consentimientos. Y es que las aglomeraciones que han llegado a colapsar garitas de accesos a ciudadelas privadas y llamados policiacos así lo muestran; la proliferación de reuniones, fiestas pasando la bola, megafiestas organizadas con cuotas y los llamados “after” se multiplican como si no hubiesen riesgos, como si nunca más nuestros adolescentes podrían tener vida social. Algunos dicen: “pero si ya van a clases” y no miden las diferencias. En las aulas existen normativas, medidas de bioseguridad, uso de mascarilla, supervisión y controles sobre las acciones y sobre los momentos de ingesta de alimentos para que no haya intercambio, en fin, precauciones y previsiones que brindan un marco de protección. A la fiesta se llega con exaltación y sin cuidados especiales: la mascarilla sobra, el distanciamiento social es un mito, y el licor que se brinda por los anfitriones o porque se introdujo en termos, sube la llama de la extroversión, la algarabía, la aproximación y el febril entusiasmo. De ahí al contagio un solo paso, y el joven que regresa trasmite el virus en familia a hermanos y progenitores. Los más ingenuos, los más despistados vuelven sus ojos a las aulas escolares y dicen: “es el resultado de las clases”,  y no se dan cuenta que son estas otras actividades sociales masivas las que se encargan de la transmisión rápida del famoso COVID- 19. Gracias a Dios ya es leve y puede manejárselo como un fuerte proceso gripal, pero no deja sin embargo, de ser molesto por la aplicación de los protocolos obligados y que sin duda perjudican a terceros que no corrieron riesgos y estuvieron siempre cuidados y protegidos. ¡Cuidado, aún no se va!, ¡Sean padres!. Dr. Abelardo García Calderón
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