La evolución en el perfil docente

No podemos ni debemos seguir lamentándonos por la barbaridad cometida hace años al cerrar los normales. Al enfatizar el profesionalismo, se perdió la mística y al perseguir el cientificismo se dejó de lado la vocación, pero fueron los tiempos y las corrientes que a veces predominan los que llevaron a ese cierre forzoso, a ese triste error que aún hoy pesa en la educación de América Latina.

Pero si hablamos de cambio, es evidente que también debemos buscar un giro en el perfil del profesor que hoy necesitamos. Es claro que nos equivocamos al desmantelar las facultades de ciencias de la educación e intentar un modelo único e iluso creando una sola universidad formadora de docentes lejos de los diferentes entornos en los que crecen los alumnos.

No pedimos volver a los normales, ya que se rompió la cadena formativa y vocacional, tanto de maestros como de aspirantes a serlo; pero es obvio que debemos trabajar urgentemente para sacar adelante la carrera de educación, capaz de diseñar con el currículo necesario el modelo y ejemplo que implica ser profesor hoy, teniendo como objetivo al nuevo docente y como base el humanismo.

Más que pedagogo, el docente debe ser didáctico. Más que científico, humano. Más que protagonista, espectador y parte de ese elenco que hoy se requiere para catapultar al estudiante dándole fortaleza de carácter y entrega de conciencia, ética y moral.

Más que declamador de consignas y discursos, el docente debe ser un gestor de inquietudes, búsquedas y preguntas. Más que juez o verdugo, debe ser modelo y ejemplo.

Es obvio que el educador de estos tiempos debe tener conocimientos científicos y habilidades metodológicas para facilitar la enseñanza, pero también debe poseer la capacidad de interpretar al estudiante que tiene delante, descubrir sus necesidades que, en más de una ocasión, son más afectivas y emocionales que académicas.

El educador referente, de mente ágil, con chispa y acción motivadora, debe abrirse camino en el mundo del aula.

No repitamos modelos gastados y busquemos formar al educador que hoy necesitamos.

Destacado: Más que pedagogo, el docente debe ser didáctico; más que científico, humano; más que protagonista, espectador.

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