Complejos momentos

Si en una sociedad los guardias de las cárceles como por arma tienen un tolete mientras los reos fusiles; si los policías tienen que protegerse y hasta huir para no ser golpeados o secuestrados mientras los delincuentes los agreden; si los profesores no tienen autoridad y los alumnos solo derechos mal esgrimidos; si los padres terminan siendo irrespetados por sus hijos y hasta maltratados… tenemos que admitir que es tiempo de cambios radicales.

Una sociedad para no disolverse requiere de un encaje armónico de sus estamentos y, en estos tiempos acaso más que raíces comunes, objetivos claros de mejora, progreso y desarrollo. 

La armonía solo se encuentra a partir del ejercicio de valores como el respeto, la solidaridad, la consideración, la buena convivencia y, en cuanto al respeto, el reconocimiento de una autoridad que debe asentarse fortaleciendo un liderazgo claro, competente y promotor de mejores acciones.

A la disciplina social que se traduce en organización, cumplimiento de normas y reglas que resalten a la persona humana, ha de sembrarse también en una disciplina escolar que forme a los estudiantes para ser sí líderes e inteligentes, pero también capaces de asumir responsabilidades con sus consecuencias, de responder por sus actos buscando siempre una buena convivencia.

En los tiempos que vivimos es claro que se debe actuar, en algunos casos con amor, ternura, ideales y entrega profesoral cuando los ciudadanos son pequeños o menores, pero no por ello ha de menospreciarse la disuasión, el correctivo y la sanción para aquellos que estén más allá de las edades formativas.

Decían los abuelos: “árbol que crece torcido nunca su tronco endereza” y no es falso, aunque en ocasiones los eufemismos nos lleven a soñar en utopías. Si eso no fuera cierto, que nos digan ¿cuántos rehabilitados han salido de las cárceles ecuatorianas versus cuántos han continuado degradando su condición de persona?

Formemos al alumno para no castigar al hombre, esto claro está para el futuro. Para hoy, las autoridades han de tomar las decisiones y los correctivos urgentes para salvar a la sociedad. 

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