07 Ago Educar, ¿sin valores ni principios?
Cada vez, al hablar con nuestros padres de familia, nos gusta recordarles que los pecados y los delitos siempre existieron en Guayaquil, y que como ahora, estuvieron a disposición de quien los quisiera. La diferencia está en que los jóvenes y los no tan jóvenes de ayer, ya sea para pecar o para “delinquir”, debían de salir a buscarlos, debían salir de sus casas. Hoy llegan a domicilio a través de entrega, vecinos o por redes sociales.
Dicho esto, convendría revisar qué ha variado en el entorno de los jóvenes si aquellas cosas indebidas siempre estuvieron como oferta.
Sin duda, más que la inmediatez para conseguirlos, hay que resaltar que hoy los chicos manejan mucho más dinero que los que fuimos jóvenes hace años; los padres de entonces eran más cautos y austeros, o acaso menos confiados.
Otro factor determinante, también sin duda, es la familia, que estructurada aunque en ocasiones de forma engañosa, subsistía como un foro de cultura, de transmisión de tradiciones, de sugerencias y consejos, y fue crisol de la fe, del reconocimiento del otro y de tantos y tantos valores que además estaban al alcance de todos en los textos escolares.
Pobreza, tanto ayer como hoy la hubo, la diferencia entonces va más por la moral, la ética, el cultivo de la persona humana, que le da fuerzas al individuo para no flaquear y caer en la ambición y tentaciones.
Se desinstitucionalizó la familia, se resquebraja la autoridad paterna con nuevas corrientes y pretendidas modas, se masifica olvidando al prójimo, disimuladamente se atenta contra todo lo que forma o se percibe como espiritualidad.
Debemos comprender que educar sin formar es un enorme riesgo, es una bomba de tiempo, porque los grandes delincuentes, los mejores desfalcadores, los más grandes líderes negativos no han sido tontos, a ratos derrochan genialidad; lo que no tienen es moral, valores, ni principios, por eso, hay que devolverle este ámbito al mundo educativo, para poder forjar individuos capaces de pensar, de crear y de servir.
Sin Comentarios