16 Ago El estado: Una ficción
La historia, aunque a veces se nos dice lo contrario, no es en sí misma maestra, no tiene la intencionalidad ni busca enseñarnos nada, tan solo nos muestra las acciones, los logros, las intrigas, las confrontaciones y la carrera evolutiva de la más joven especie terrestre: el hombre.
Pero, obviamente, al ser lo que hemos dicho, nos entrega pautas que debiéramos observar, analizar e interpretar.
A veces creemos que la raza humana nació como es hoy: en la república y en la democracia, y olvidamos que para llegar a ese punto hubo de recorrerse mucho trecho, concederse muchos egos y avanzar entre múltiples modelos.
El Estado, tal como lo conocemos, es una ficción creada por la mente humana para atender las necesidades de la plebe y brindar la protección que ésta requiere.
Fue la seguridad, la protección y el amparo los que movieron a los siervos hacia el castillo buscando el cobijo del señor feudal el que, a cambio de brindarlo, exigía la correspondiente lealtad y todo lo que consideraba oportuno.
De esa semilla del Estado al actual concepto hay una gran evolución política, pero las necesidades de que este exista siempre serán las mismas; por ello, ahora que vamos a los comicios, vale recordarles a los presidenciales que hay mucho más en juego que una elección.
¿Queremos fortalecer el Estado, la república y el criterio de nación?, eduquemos en valores patrios, fortalezcámonos en normas del buen vivir, del respeto ciudadano y por supuesto también, del deber a cumplir; de ese deber ser que a ratos quisieran que olvidemos quienes solo saben alzar la bandera de derechos.
Formemos a nuestros estudiantes en los intangibles de la patria, en el amor a sus símbolos y en el amor a su naturaleza, para que, reconociendo al país, aprendan a amarlo y conservarlo. Trabajemos no solo en la normativa ciudadana sino en la ética que implica el civismo, la convivencia en sociedad y el buscar el mejor desarrollo para todos.
El Estado como ficción, como invento de la mente humana, puede desaparecer así como nació, si no sabemos apuntalarlo sólidamente y fortalecerlo con una gran nación.
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