Formación y disuasión

Cada vez que ocurre un acto conmovedor, ya sea por la violencia, la discriminación o el puro maltrato, se alzan voces en todas partes y, halcones y palomas dejan volar sus enérgicos discursos señalando una u otra vía como solución a los problemas  de confrontación y agresión que se viven. Los halcones reclaman mano dura, fuerza y hasta la pena de muerte;  las palomas nos hablan de diálogo, correctivos y educación; y así se radicalizan posturas y mutuamente se excluyen las posiciones. Ciertamente el enfoque debe ir acompañado de un análisis temporal que tiene que ver con la inmediatez, con lo que se necesita urgentemente y con el proceso formativo que toma tiempo para formar generaciones que salgan luego, de diversos años, bien formadas. La educación es solución de largo plazo, toma su tiempo y como decimos, es un proceso, pues el que se educa crece en medio del mal ejemplo, la información corruptora y el remar contracorriente, que casi siempre complican la situación y a veces desencanta. La disuasión es necesaria para el aquí y ahora, para que el individuo sepa a lo que se enfrenta, a lo que se arriesga y lo que puede perder si decide tomar el camino equivocado. No hay que negarlo, impone temor, miedo, pero sin duda, en muchos casos, evita el cometimiento de la falta. Por tanto, las dos son válidas de aplicar como una vincha, como dos acciones que se suman, ellas se apoyan y le dan sentido a una espera por mejoras en el comportamiento de la persona humana. Educar por sí solo no cambia el hoy, pues su horizonte es de largo plazo; solo atemorizar no ayuda, porque no estamos trabajando en el interior del ser humano mejorándolo. Pensemos y trabajemos pues en derechos, pero no descuidemos el recordar los deberes y las consecuencias que el olvidarlos o violentarlos pueden traer para el individuo. Es importante labrar en la mente y en el corazón, en la inteligencia y en las emociones del ser humano para obtener los resultados que buscamos: “en una mano miel y en la otra hiel” decían los antiguos para orientarnos en el cómo debemos trabajar en los procesos formativos.   Dr. Abelardo García Calderón
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