06 Ene IDEOLOGÍA Y CALIDAD
Diseñar para bien o para mal el destino de una nación es factible dependiendo de las intenciones, la ideología, el buen talante y/o la capacidad manipuladora de la inteligencia de los líderes.
En efecto, en cada área se puede dejar marcada la huella de lo que se desea hacer para alcanzar el objetivo que se busque o se haya impuesto el dirigente. Así, en educación, que sin duda es uno de los pilares importantes para el desarrollo de una nación, se pueden marcar perfectamente los pasos, ritmos, que terminen en acciones, misiones o disposiciones que concluirán en la construcción de las estructuras necesarias para alcanzar los objetivos que se persiguen.
Según la ideología se puede diseñar un sistema educativo en el cual pasen las cosas que se desean sin casualidades ni sorpresas. En educación pública bastará con disminuir la imagen docente para que este pierda ante el alumno respetabilidad, poder y mando; también disminuyendo la firmeza y exigencia se construirán más fácilmente seres vulnerables y manipulables.
Buscar la unicidad en la que todos aprendan y hagan lo mismo, sin duda es otra forma de atentar a la calidad, como suavizar haciendo cada vez más laxas las normas disciplinarias que permitan incluso al alumno la tenencia o consumo de sustancias dentro de las mismas instituciones.
A la educación privada, sustentada exclusivamente en el pilar económico de las pensiones que recibe, bastará con cortar esa llave, ese flujo para que la estructura toda se debilite; aparece así el control del costo educativo, la congelación de pensiones, la discrecionalidad con que se administran normas para la recuperación de carteras vencidas y hasta la complicidad invitando al no pago, porque de igual manera a fin de año el padre tendrá sus documentos y papeles.
Pero aquello no basta, hay que retorcer las exigencias para que la educación privada exista, bajando la calidad de los textos que utiliza, de la diversidad y especificidad que pudiera requerir para distinguirse y forzándola a seguir un único camino curricular o académico.
Como se ve, la ideología puede atentar contra la calidad.
Dr. Abelardo García Calderón
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