La educación: respuesta inusitada

Hace algunos días atrás, cuando en una entrevista que hiciera Andrés Oppenheimer al directivo responsable del Fondo Monetario Internacional para América Latina sobre el pobre crecimiento económico de la región proyectado para el 2023, recibió, según el mismo lo comentara, una respuesta diferente, inusitada y no esperada. En efecto, el entrevistador, investigador y periodista fue tomado de sorpresa, pues el funcionario del Fondo dio como razón fundamental para ese demérito a la pobre calidad de la educación del subcontinente. Así, cuando acaso Oppenheimer esperaba una respuesta economicista, de variables y análisis productivos o acaso geopolítica, fue sorprendido con una causal, que no por inesperada deja de ser poderosa. Si la realidad de la educación Latinoamérica es pobre ¿en qué nivel esta la nuestra?, ¿en qué punto se instala la educación ecuatoriana, sabiendo que para nada somos de los primeros en la línea educativa de la región?. Por ello, una vez más insistimos en la necesidad de generar un cambio profundo en nuestro sistema de formación, un cambio exigente, como un reto, urgente para no perder el tren del desarrollo, y basado en la atención integral de la persona para generar ciudadanos intelectualmente capaces, con carácter para alcanzar las metas y honestos para ejercer buena ciudadanía. Hoy, cuando tenemos una ministra de Educación capacitada en lo educativo y fundamentalmente joven, acaso es el mejor momento para mirar al futuro: proyectar las necesidades de la sociedad del mañana, prever el ser humano que se requiere para integrar estas comunidades y entonces, dar los pasos necesarios para construir un modelo nuestro que dé respuestas claras al ecuatoriano que hoy está en las aulas y que en unos cuantos años adelante va a elegir y ser elegido y por tanto va a construir o destruir el andamiaje social. El progreso de los pueblos está determinado por el nivel de capacitación y formación de sus gentes, trabajemos pues entonces para conseguir individuos idóneos para alcanzar las mejores metas y salvar con fe, enseñanza y voluntad, los retos que se le presenten.   Dr. Abelardo García Calderón
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