15 Nov Lección mala
Mientras observábamos cómo el odio y la ira destruían Quito, cuando en vivo y en directo vimos a la fuerza pública hacerse a un lado para que la horda bárbara se tomara la Gobernación de Chimborazo, se nos vino a la mente aquel sellito con que en la primaria se marcaba “lección mala”; y es que, aparentemente, los ecuatorianos nunca aprendimos bien a manejar la primera persona del plural de los verbos ni el sustantivo abstracto.
Parece claro a todas luces que el concepto de lo nuestro y del Estado, no ha calado en nosotros, pues como que no entendíamos que lo que esos vándalos hacían nos perjudicaba a todos, porque todo aquello era nuestro, porque el Estado y la nación siempre terminan conjugándose en la suma de los individuos que la formamos y en los impuestos nuevos que debemos redimir para pagar los destrozos.
El nosotros no existe, destruimos el parque público, irrespetamos las normas porque cada quien cree merecerse trato único. ¿Y el abstracto? peor: el Estado, la empresa, el colegio, son entes extraños que deben, pueden y han de pagar nuestra destrucción, nuestro descarrilamiento o malas actitudes, como si tuviesen vida propia y nada que ver con la nuestra.
Debemos trabajar en el aula fuertemente, en el nosotros y en ese sustantivo abstracto que nos suma como colectivo y a veces se esconde, confundiéndonos y haciéndonos vivir la irrealidad de que lo que es del Estado, de la empresa o el colegio no es de nadie, que no nos compete y que ellos siempre podrán generar y pagar nuestros desatinos, destrucción y daño. El reto es fuerte porque hay que luchar contra corriente en lo nuestro.
La lección mala nadie nos la quita, nos la ganamos y merecemos, pero debemos intentar cambiar esa realidad fortaleciendo en el aula el trabajo en conjunto, el reconocimiento del otro, el compartir los méritos con la suma de esfuerzos y el hacer entender que la clase es la suma de los individuos que la conforman y el resultado que cada uno de esos seres humanos realiza. No debemos, no merecemos seguir ganándonos el sello de “lección mala”.
Dr. Abelardo García Calderón
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