08 Mar Libre ingreso
Durante la lid electoral escuchamos a muchos candidatos ofrecer como propuesta y promesa de campaña para atraer y conquistar votos el libre ingreso, como si esto fuera la solución de los problemas universitarios.
Ciertamente no creemos que el abrir las puertas de la universidad, sin filtro ni tamiz, para todos, sea la solución. Es una realidad que no todo mundo está capacitado ni vocacionado para seguir una carrera universitaria y en ocasiones la novelería y el compañerismo o la moda, provocan avalanchas hacia ciertas carreras.
De hecho, las facultades deberían establecer sus perfiles de ingreso, sus exigencias y generar los exámenes de acceso y vocacionales necesarios para recibir a aquel que esté preparado y tenga la inclinación para cada carrera.
Por otro lado, la universidad no se encuentra preparada ni económicamente, ni en infraestructura, ni en docencia para recibir todas las huestes de bachilleres que presionarían por ingresar.
Los prerequisitos para recibir a todos, implicarían presupuestos que no existen, aulas que no están construidas y más cantidad de docentes para los que no hay recursos.
Lo importante no es que todos acedan al tercer nivel sino que cada quien se realice como persona, de conformidad a sus capacidades, preparación y vocación.
Se vuelve importante trabajar en la idea de que no todos necesitan ir a la universidad; hay otros niveles más tecnológicos, más específicos y sin tanto requerimiento académico que pueden ser ejercidos con dignidad y sin duda con mejor remuneración, por ello es importante trabajar fuertemente en la orientación vocacional para no generar números ingentes de universitarios que pasan por la universidad sin que esta los marque, los defina, los prepare.
El libre ingreso no es la solución. Esta radica en preparar mejor al bachiller y darle la posibilidad de abrirse a un abanico enorme de posibilidades de realización que hoy existen y que sin duda lo harán ser un mejor profesionista, y por sobre todo, una persona mejor preparada y un ser humano feliz.
Dr. Abelardo García Calderón
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