Paz: Se busca, ¿Dónde estás?

Es curioso como el ser humano se llena de discursos y auto convence de que hay necesidades universales, legítimas y morales, y sin embargo a la hora de la realidad, de las prácticas, de las conciliaciones y consensos no actúa, al menos no franca ni abiertamente, dejándose llevar simplemente por justificativos que dejan a un lado las urgencias, en este caso, las de paz.

En efecto, desde atriles y curules, desde púlpitos y altares, se pide, se clama por la paz. Se expresa que la necesitamos y que es vital para una sana convivencia de los seres humanos, pero hoy, como en tantos otros momentos de la historia de la humanidad, las guerras y conflictos están por doquier, llámense como se llamen, reivindicándose y justificándose para encontrar motivos y razones para plantar pendones y esgrimir las armas.

Y es que casi siempre nos olvidamos que los valores en general y cada uno de ellos en particular, no son descubrimientos que se aparecen de repente y que caen del cielo,  que tampoco son metas y banderines a los que llegar para que nos coronen de laureles y nos aplaudan. Los valores, los principios, se viven y construyen en la inteligencia, la voluntad y  el corazón humano.

Queremos paz, generemos seres humanos de paz, hijos y alumnos de paz, más no lo conseguiremos solo con el discurso y la recitación de textos líricos, místicos y formativos, sino generando espacios en los que esa paz sea palpable, en la que con el ejemplo los alumnos contribuyan a provocar armonía, respeto y consideraciones, pues es claro e importante determinar que la paz surge del interior.

En ocasiones la naturaleza y la misma creación humana nos sorprenden: un cielo estrellado, una noche de luna iluminando nuestros volcanes en la serranía, una caída de sol, un paisaje de mar, el mirar una obra de arte y extasiarse en las líneas casi perfectas de una arquitectura singular, o escuchar una maravillosa melodía, pueden generarnos momentos de sosiego y tranquilidad, mas no olvidemos que la paz verdadera surge del interior de la persona humana. Eduquemos a generaciones en la verdadera paz.

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