Sí aprendieron

Cuando el año pasado, por efectos de la pandemia, se cambiara la modalidad a la teleeducación, era común escuchar una pregunta: ¿aprenderán los chicos? y debo decir, en honor a la verdad, que dado lo precipitado de la medida y la necesidad de hacer camino al andar, la respuesta no la teníamos tan clara; en ocasiones nosotros mismos dudábamos de que se diera un importante aprendizaje. Sin embargo, trabajar con niños y jóvenes es siempre saltar al vacío, uno nunca llega a estar claro de las cosas hasta que las vive, la sufre en la trinchera de la clase y las construye de a poco. Fue entonces cuando comenzamos a sorprendernos. Aunque no todos tuvieron facilidad para sintonizarse con el nuevo modelo y sus nuevas metodologías, la gran mayoría, al menos en nuestra experiencia, pudo aprender. Obviamente también hay los otros, aquellos cuyas habilidades no son para conectarse con la teleeducación pues reclaman presencialidad absoluta, contacto humano y más entrega emocional para lanzarse al aprendizaje. Exceptuando ese grupo, más allá de que todos extrañaban el aula y el contacto personal,  una gran mayoría pudo aprender, avanzar y progresar en los programas de estudio. Impresionante la entrega de aquellos que aprendieron a leer y escribir teledirigidos; impresionante aquellos que se introdujeron en el mundo del idioma extranjero sin grandes dificultades, aun siendo muy pequeños. A ellos nuestro aplauso, pues a menor edad mayor dificultad en el manejo de la atención y la responsabilidad. Así pues, podemos decir, que el año lectivo 2020-2021 no fue tan desperdiciado como se pensaba podría ser, muchos lograron su meta, fueron capaces de hacerlo y eso es lo importante. En ellos hay que reconocer que forjaron también su voluntad pues sin ella hubiera sido imposible que se entusiasmaran, que mantuviesen la conectividad y la atención  y que procediesen a activar las funciones del aprender. En este punto hay que resaltar, por supuesto, la labor de los docentes, pues sin motivación, sin manejo metodológico y sin habilidosos recursos, los niños y jóvenes no hubieran podido aprender.   Dr. Abelardo García Calderón
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