Tiempo de clases

Aunque nos parezca mentira, instalados como estamos en el siglo XXI, parecería que hay padres que aún no logran dimensionar qué hace la educación en sus hijos y para qué estos han de ir a la escuela. Decimos esto porque no son escasos los pedidos de que no se vuelva a clases aún, de postergar el año lectivo e incluso el de no enviar para nada a los niños al estudio durante este año. Parecería ser que muchos padres piensan simplemente que la escuela es ese sitio donde se depositan los hijos mientras ellos trabajan o hacen sus cosas, sabiendo que estarán supervisados cuidados y protegidos. La escuela es bastante más que eso, es el sitio en que concurren los alumnos para que sea estimulada y trabajada su inteligencia, para aprender a generar y crear pensamiento y no solo para guardar uno que otro conocimiento y repetir como parlanchín los contenidos. No podemos coincidir aún con alguno que otro colega, que incluso llegan a decir, que nada se perdería que los niños y jóvenes no concurran un año a clases, nosotros coincidimos más con la línea de la UNESCO y la UNICEF que claramente advierten de la necesidad de mantener trabajando a la inteligencia infantil y adolescente dentro de un marco sistematizado, organizado y concreto de conocimientos, que aporten elementos suficientes y necesarios para que la inteligencia crezca, se desarrolle y llegue a ser observadora, analítica, critica y creativa. Las curvas de olvido, la posibilidad de desconexiones neurológicas (sinapsis), están siempre presentes y por ello, es importante que el niño y adolescente no pierdan el ritmo, no se alejen demasiado de rutinas que les lleven a tener una inteligencia activa y capaz de aprender. El quedarse en el ocio permanentemente, sin ningún tipo de orden ni organización, es de riesgo para la inteligencia, peor en el caso de nuestros niños y jóvenes que dependen mucho de juegos tecnológicos que amarran su tiempo y los sedentarizan. Volvamos a clases, cuanto antes mejor, pues siempre es preferible hacer algo que no hacer nada.   Dr. Abelardo García Calderón
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