¿Y el sector educativo particular?

Luego de los estropicios, los excesos y actos vandálicos, y dejando todo esto a un lado, las mentes economicistas aplauden, se alegran y se felicitan por los resultados económicos que dejaron los carnavales. Con satisfacción y casi orgullo se aplaude que más de 67 millones de dólares tuvo como resultado el balance de ese feriado que sirvió de colofón a los tiempos de pánico y temor que se vivieron durante la pandemia. En efecto, 67 millones de dólares para un país como el nuestro muestra a todas luces los beneficios que tuvo un sector que durante la temporada del COVID estaba deprimido; pero como la alegría de unos resulta ser complicación o pena de otros, creemos conveniente reflexionar sobre las abultadas carteras vencidas de las instituciones educativas privadas. Así es, como del mismo cuero salen las correas, el dinero que fue gastado en ocio y esparcimiento fue retirado y mezquinado del cumplimiento de obligaciones que se habían adquirido con la educación particular. Los contratos firmados quedaron ahí, la responsabilidad de cumplir con compromisos adquiridos, también; lo importante ahora era divertirse y ser feliz. Pero, ¿quién atiende ahora los problemas económicos de la educación particular?. El sector educativo privado también fue afectado durante el tiempo de la pandemia, la migración de estudiantes hacia modelos educativos genéricos o a distancia, el postergar el inicio de la educación formal obviando el jardín de infantes, el maquillar con presencia tutoral a domicilio el progreso en el desarrollo infantil más la crisis económica que dejó a padres sin empresas o trabajo, maltrató con fuerza y deprimió tremendamente a este sector. Es tiempo de pensar en dar apoyo, ya sea con créditos blandos, con políticas claras de respeto a los compromisos adquiridos, con garantías de cobro, con exoneraciones y exenciones fiscales al sector educativo particular, pues no solo que atiende falencias de coberturas de la educación pública sino que en más de una ocasión ofrece modelos más actuales e idóneos para conectar con la globalización que como nación nos corresponde vivir.   Dr. Abelardo García Calderón
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