Importante corrección

Entre las distintas revocatorias que trae la reforma al Reglamento General de la Ley de Educación, que se expidiera el pasado 3 de agosto, hay una que nos parece realmente sana e importante, porque se ajusta al sentido común y a la lógica, y quita molestos y engorrosos trámites ciertamente innecesarios. En efecto, en el texto del antiguo Reglamento expedido años atrás, en la época del  absoluto control y agobio con documentos, se disponía que cada 5 años los establecimientos educativos  particulares debían renovar su permiso de funcionamiento, cumpliendo para el efecto con presentar exactamente los mismos documentos y requisitos habilitantes para la creación de una nueva institución educativa, sin importar calificación o méritos obtenidos, éxitos y logros alcanzados o cumplimientos de metas. Ya entonces lo decíamos, cinco años era un lapso muy pequeño para evaluar proyectos educativos institucionales que en el nivel de educación básica, por ejemplo, abarcan diez años de trabajo y promociones; pero más allá de eso, el reunir decenas de carpetas con miles de hojas y documentos cada cinco años, resultaba ocioso y bárbaro, pues ni siquiera se daba el tiempo para que una promoción alcance su primera meta y se demuestre así el éxito o fracaso de una propuesta educativa. La existencia de un establecimiento educativo la deben garantizar sus logros, sus metas alcanzadas en el aprendizaje por parte de sus alumnos, sus aportes a la comunidad con promociones bien formadas y capaces de afrontar los retos y dificultades que les esperan y que se puedan patentizar en la evaluación y seguimiento permanente que las autoridades distritales del Ministerio de Educación deben realizar. Bien pues, por el retiro de esa norma tan agobiante como absurda. Si alguna institución se desempeña o actúa mal, su sanción y hasta su desaparición debe darse prontamente, y si cumple con todo aquello exigido, según lo avalen las visitas y el seguimiento ministerial, debe proseguir sin necesidad de levantar tantos volúmenes de material de lectura que en ocasiones acaso ni es tomado en cuenta.   Dr. Abelardo García Calderón
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